
A través de los años, los juegos y las dinámicas han funcionado para crear unidad dentro de un grupo, tener confianza, propósito, amistades, confrontar debilidades, definir identidad, rompehielo entre desconocidos, tomar mejores decisiones etc.
Y a la mayoría de los líderes congregacionales les encanta dirigir juegos ya sea con propósito o solamente por diversión, sin embargo, la mayoría no toman en cuenta algunos puntos muy importantes que les lleva a tener una actividad muy pobre que fuera de divertir al grupo lo lleva a tener muchas frustraciones. Por ello quisiera dejarte algunas ideas que a través de los años me han servido para tener actividades con muy buenos resultados:
- Sonreír: Una sonrisa por parte del director ayuda a crear confianza en el grupo que desarrollará el juego. La sonrisa tiene un efecto multiplicador en cualquier tipo de actividad que desarrollamos. Pedir algo por favor, y acompañarlo de una sonrisa produce un efecto muy positivo. Una sonrisa nos puede abrir muchas puertas, es la que genera aptitudes positivas y es la que nos alisa el camino para llegar a los demás.
- Interactuar con los participantes: El director de juegos tiene la responsabilidad de relacionarse con los participantes y crear el ambiente necesario para que el grupo se relacione con él, a cada integrante del grupo le es muy importante saber que el director sabe que existe.
- Conocer el juego: Si el que dirige no está seguro de lo que hará, será mejor que no lo haga ya que los demás se darán cuenta de su inseguridad y eso le causará muchos problemas en el desarrollo del juego y el final que este tendrá. Conocer el juego tiene que ver con la manera en que lo introducirá, cómo se desarrollará, cuál es el objetivo y claro, tener presente las variantes que se pueden realizar.
- Dar las instrucciones: Como el director del juego conoce hacia donde quiere llevarlo, tiene la responsabilidad de transmitirle a los participantes, en qué consiste la dinámica y cuánto tiempo tiene que durar.
- Ser parte del juego: El que dirige constantemente tiene que estar interactuando con los participantes, solventando dudas si se presentan en el desarrollo del juego y no ser solamente un espectador o un dictador.
- Tener todo lo necesario: Parte de conocer el juego es tener todo lo necesario para desarrollarlo, de lo contrario esto puede causarle problemas no solamente con su inseguridad sino con el tiempo que tiene estipulado para que el juego se desarrolle.
- Supervisar el área: El director de juegos tiene la responsabilidad de revisar el área en donde se desarrollará el juego ya que una piedra, una punta de tronco en el suelo o una raíz de fuera, pueden convertir el momento recreativo en una hospitalización o incluso la muerte de uno de sus participantes.
Es el deseo de mi corazón que estos puntos te ayuden no solamente a ser un buen director de juegos sino que también puedas desarrollar a buenos directores de juegos y dinámicas.
Este artículo fue una colaboración de Emilio Herrera.
Quien es consejero juvenil, tallerista y líder de jóvenes. Desarrollando el trabajo pastoral con jovenes y estudio en SETECA.