Los beneficios de la oración cristiana son varios. Pues esta es una práctica vital para todo cristiano que ama a Dios y desea crecer espiritualmente. De allí que tendremos que tener presente que la oración es hablar con Dios y abrir nuestros corazones ante Él.

La oración nos acerca a Dios y a Su voluntad, ya que nos comunicamos con Él y escuchamos Su voz. También debemos recordar que la oración nos transforma desde adentro y nos llena del Espíritu Santo.
Resumen de contenidos.
10 beneficios de la oración cristiana
En este artículo, exploraremos algunos de los beneficios de la oración cristiana, tanto espirituales como prácticos, que pueden mejorar nuestras vidas y nuestra relación con Dios.
Nos brinda la oportunidad de estar cerca de Dios
Uno de los principales beneficios de la oración es que nos mantiene cerca de Dios. Cuando oramos, construimos un puente de comunicación que nos ayuda a sentir la presencia de Dios y a enfocarnos en lo que es importante para Él. Así como hablar con otros fortalece nuestra amistad con ellos, la oración fortalece nuestra relación con Dios. Podemos conocer mejor a Dios al pasar tiempo con Él.
Es bueno orar de manera relajada y sin una lista estricta de temas. Deberíamos intentar pasar suficiente tiempo en oración para sentir la cercanía de Dios y disfrutar de Su presencia. Nuestro espíritu se fortalecerá, y comenzaremos a ver las situaciones de la vida desde la perspectiva divina.
Nos ayuda a escuchar la voz de Dios
Otro beneficio de la oración es que nos ayuda a escuchar la voz de Dios en lo más profundo de nuestro ser. Muchas veces, Dios puede traer a nuestra mente un versículo bíblico, un himno de adoración o simplemente una frase de ánimo que renovará nuestro espíritu y alegrará nuestro día.
Escuchar la voz de Dios en nuestro corazón nos fortalece espiritualmente y nos capacita para enfrentar los desafíos diarios.
Cuando oramos y escuchamos la voz del Padre, recibimos claridad sobre el movimiento de Dios en las situaciones que enfrentamos y aliento en las dificultades de la vida.
Nos brinda respuestas a los interrogantes
La oración también nos brinda respuestas. Orar y escuchar las respuestas que Dios nos da puede ayudarnos a comprender mejor nuestro propósito en la vida. Dios nos ayudará a entender por qué estamos aquí y qué podemos hacer para volver a vivir con Él después de esta vida.
Podemos acercarnos a Dios con preguntas, dudas o inquietudes, y Él nos responderá de acuerdo con Su sabiduría y su tiempo. A veces, Él puede responder de inmediato o de la manera que esperábamos, pero en otras ocasiones, puede responder más tarde o de manera diferente a lo que imaginábamos.
En cualquier caso, podemos confiar en que Él sabe lo que es mejor para nosotros y que tiene un plan para nuestra felicidad.
Nos brinda orientación en nuestra vida
La oración también nos ayuda a encontrar orientación en nuestra vida. Cuando oramos a Dios en privado, podemos procesar y resolver las difíciles situaciones de nuestra vida. Dios siempre nos escucha y a menudo nos brinda respuestas y orientación específica que buscamos.
Incluso cuando decide no responder de inmediato o de la manera que deseábamos, la oración es una forma de encontrar paz.
Podemos pedirle a Dios ayuda para tomar decisiones, ya sean grandes o pequeñas, y Él nos guiará a través del Espíritu, su Palabra o sus siervos. También podemos pedirle sabiduría, entendimiento y discernimiento para conocer su voluntad y seguirla.
Nos brinda capacidad para evitar la tentación
La oración también nos brinda fuerza para evitar la tentación. Jesús aconsejó a sus discípulos: “Velad y orad, para que no entréis en tentación” (Mateo 26:41). A través de la oración, podemos vencer las tentaciones de pecar. Podemos pedirle a Dios ayuda para guardarnos de tomar decisiones equivocadas. Esto nos dará fuerza para hacer lo correcto.
También podemos pedirle perdón a Dios cuando caemos en el pecado y nos arrepentimos sinceramente. Él es misericordioso y compasivo, y nos limpiará de toda injusticia si confesamos nuestros pecados (1 Juan 1:9). También restaurará nuestra relación con Él y nos ayudará a evitar cometer los mismos errores.
Armoniza nuestra voluntad con la voluntad de Dios
El propósito de la oración no es necesariamente decirle a Dios cómo queremos que haga las cosas. Más bien, es entenderlo mejor a Él y sus caminos, poniéndonos en línea con Su voluntad. Como a menudo se atribuye a C.S. Lewis, la oración “no cambia a Dios, me cambia a mí”.
La oración nos ayuda a rendir nuestros propios deseos y planes a los deseos y planes de Dios para nosotros. Nos ayuda a confiar más en Él y a aceptar Su voluntad, incluso cuando es diferente a la nuestra o cuando involucra sufrimiento o sacrificio. Nos ayuda a decir como Jesús: “no se haga mi voluntad, sino la tuya” (Lucas 22:42).
Ayuda a aceptar la voluntad de Dios
La oración y el ayuno son dos prácticas que van de la mano y pueden ayudarnos a aceptar más fácilmente la voluntad de Dios. Jesús ayunó 40 días y 40 noches antes de comenzar su ministerio en la tierra (Mateo 4:1-2). El ayuno es abstenerse de comida u otras cosas durante un período de tiempo, como una forma de mostrar devoción y humildad ante Dios.
El ayuno puede ayudarnos a aumentar nuestra fe, nuestra dependencia y nuestra sensibilidad al Espíritu de Dios. También puede ayudarnos a vencer los deseos de la carne y del mundo, y a centrarnos en las cosas del espíritu y del reino. El ayuno también puede mejorar nuestras oraciones, ya que dedicamos más tiempo y atención a Dios y a Su voluntad.
Nos ayuda a interceder por otros
La oración también nos ayuda a interceder por otros, es decir, a orar por sus necesidades, su bienestar y su salvación. La intercesión es un acto de amor y compasión, puesto que mostramos preocupación y cuidado por nuestros semejantes. La intercesión también es una forma de participar en la obra de Dios, ya que nos unimos a Él en Sus propósitos y planes para otros.
Podemos orar por nuestra familia, nuestros amigos, nuestra iglesia, nuestros líderes, nuestra nación y el mundo. También podríamos orar por los enfermos, los pobres, los oprimidos, los perseguidos y los perdidos. O podemos orar para que la gracia, la misericordia, la protección, la provisión y la salvación de Dios los alcance. También podemos orar para que se haga la voluntad de Dios en la tierra como en el cielo (Mateo 6:10).
Nos ayuda a alabar y agradecer a Dios
La oración también nos ayuda a alabar y agradecer a Dios por quién es y por lo que hace. La alabanza es expresar nuestra admiración y reverencia por los atributos de Dios, como su poder, sabiduría, santidad, amor y fidelidad. La alabanza también es reconocer la soberanía y la gloria de Dios sobre toda la creación. La alabanza es una forma de honrar y adorar a Dios con nuestras palabras y nuestros corazones.
La gratitud es expresar nuestra gratitud y aprecio por las bendiciones de Dios, como su gracia, misericordia, perdón, presencia y sus promesas. La gratitud también es reconocer la bondad y generosidad de Dios en cada situación de la vida. La gratitud es una forma de reconocer y celebrar los dones de Dios con alegría y contentamiento.
Nos trae alegría y paz
Finalmente, la oración nos trae alegría y paz. La alegría es un profundo sentido de felicidad y satisfacción que proviene de conocer a Dios y estar en Su presencia. La alegría no depende de las circunstancias externas o las emociones, sino de la realidad interna del amor y la gracia de Dios. La alegría es un fruto del Espíritu que llena nuestros corazones cuando oramos (Gálatas 5:22).
La paz es un estado de calma y tranquilidad que proviene de confiar en Dios y estar en armonía con Él. La paz no es la ausencia de problemas o conflictos, sino la presencia de la protección y provisión de Dios en medio de ellos. La paz también es un fruto del Espíritu que guarda nuestras mentes cuando oramos (Filipenses 4:7).
Conclusión de los beneficios de la oración cristiana
La oración cristiana es una poderosa herramienta que tenemos a nuestra disposición para conectarnos con Dios y experimentar Su amor y poder en nuestras vidas. La oración tiene muchos beneficios que pueden mejorar nuestro crecimiento espiritual y nuestro bienestar práctico.

Tenemos que tener presente que la oración nos mantiene cerca de Dios, nos ayuda a escuchar Su voz, nos brinda respuestas, nos ayuda a encontrar orientación, nos da fuerza para evitar la tentación, alinea nuestra voluntad con la de Dios, nos ayuda a interceder por otros, nos ayuda a alabar y agradecer a Dios, y nos trae alegría y paz.
Hagamos de la oración una prioridad en nuestras vidas. Oremos todos los días, varias veces al día, como lo hizo Jesús. Oremos con fe, sinceridad y perseverancia. De acuerdo con la voluntad de Dios y no la nuestra. Oremos con humildad, gratitud y amor. Oremos sin cesar (1 Tesalonicenses 5:17).