Liderazgo a prueba de fuego

Era un martes por la noche, y cierto líder se encontraba en las últimas bancas de la iglesia esperando que los demás miembros de su grupo aparecieran.

La noche no pintaba muy bien. Pues hacia frío y desde que había llegado a la iglesia no había vista a nadie de su grupo.

En ese momento se escucho la primera nota musical de uno de los instrumentos. Y arranco el culto.

El chico, no entendía que pasaba. Ya era hora que su ministerio entrara en escena, a participar de la celebración, y los miembros de su grupo no aparecían.

Como un relámpago; una serie de pensamientos vinieron a su mente. Pensamientos como: ¿porque me dejaron solo hoy?, ¿Donde esta el compromiso de ellos?, ¿Seré acaso tan mal líder, que nadie me sigue?

Estos pensamientos lo abrumaron en cuestión de segundos. Sin embargo, él no se iba a dejar vencer por esos pensamientos. Así que hizo la oración mas llena de fe que pudo.

Dijo: Señor te pido que me ayudes y que te pueda alabar con todo mi corazón. Sea solo yo Señor, o sean miles conmigo. De una u otra manera Señor yo te alabare, porque te amo y ese amor me impulsa a servirte.

Termino de orar. Y camino por el concurrido pasillo, hacia el frente del escenario.

Seguramente, al verle solo, algunas personas pensaron: vaya que líder fracasado es este. O vaya, ahí va un líder con un ministerio que esta apunto de desaparecer. O vaya ahí va un pobre líder.

Quizás cada afirmación tenia algo de verdad (pensaría ese líder). Pero él se decía para sus adentros: aunque voy solo en lo físico, daré lo mejor de mí. Y serviré al Señor dándole todo lo que tengo. Dando, lo mejor a quien me amo y dio todo por mí.

El tiempo de alabanza y transcurro tan rápido que cuando sintió, ya había acabado.

Este joven tomo entonces sus cosas, y se dirigí del frente del escenario hacia el fondo de la iglesia. Y mientras caminaba solo pensaba en la dicha que tenía de poder servir al Señor. Y que realmente, era para el un gran privilegio. El cual anhelaba cumplir, ya fuera que lo apoyaran otros o no.

Como era de esperarse en ese trayecto del frente de la iglesia hacia el fondo, nadie se acercó a el para darle una palmadita en la espalda. Nadie le dijo: bien hecho chico. O animo amigo, a seguir hacia adelante.

Nadie se tomo el tiempo para hacer eso. Pero aunque esto no sucedió. Creo que seguramente el Señor sonreía. Viendo como Padre orgullo, a un hijo que llevar acabo la tarea que le había encomendado.

 Definitivamente toda aquella persona que esta en un punto de liderazgo debe ser consiente que no siempre las cosas saldrán como uno espera que salgan. Por tal razón es indispensable que ejerzamos un liderazgo a prueba de fuego.

Debemos estar consientes que habrán momentos en nuestro liderazgo donde nos sentiremos que los demás no nos apoyan, momentos en los que se hablara mal de nosotros, momentos en los que la gente no toma un compromiso serio en el ministerio, momentos de enfermedad, momentos de limitación, momentos de dolor. Esto es algo que todos los lideres vivimos, y que debemos enfrentar y superar en más de una ocasión.

Y claro, a pesar de todo esto; debemos ser justo y no aprovechar que las cosas van mal para echarle la culpa a otros diciendo: porque ellos no estuvieron ahí fue la razón por la que no hice tal o cual cosa.

No hagamos esto amigos o amigas. No es sano. Y al final lo que puede provocar es que luego nos excusemos como líderes de porque razones no alcanzamos lo que el Señor nos dio para alcanzar.

Mejor es ser sabio y descansar en el Señor. Deja que el sea quien pelee tus batallas. Que sea el quien te ayude a tener un liderazgo a prueba de fuego. Un liderazgo a través del cual a pesar de los problemas, enfermedades y situaciones dificultes, florezca y lleve mucho fruto.

A lo que me refiero con un “liderazgo a prueba de fuego”. Es a que debemos aprender a descansar en el Señor diariamente.

Y por supuesto, esto no lo logras repitiéndote frente a un espejo la frase: ¡Yo soy inmune a los problemas!, ¡yo soy inmune a los problemas! etc. NO, por supuesto que no sera así.

El ejercer un liderazgo “a prueba de fuego” solo lo logras aprendiendo a descansar en el Señor. Tal y como lo ilustra el Salmo 23.

Y amarrada a esta afirmación una perla de sabiduría que como líder debes tener grabada en tu corazón es:

Cuando Dios te llamo el sabia quien tu eras, y lo que él podía hacer contigo.

Si tu recuerdas esto cada vez que las cosas no salen bien, seguramente te sentirás mejor. Y claro, sera mucho mejor si buscas al Señor través de la oración, la adoración y la lectura de su Palabra. Pues a través de estos medios su paz te llenara y el gozo regresara a ti.

Amigo o amiga si tu has estado luchando con ese sentimiento de dejar todo porque las cosas no te están hiendo bien. Yo te quiero invitar a que el día de hoy dejes ese pensamiento. Mejor levante y confía en el Señor. Dejándole hoy en sus manos todas tus luchas, pruebas y dificultades que puedan estar pasando en tu vida.

Debo confesar que me identifico mucho con el chico de la historia anterior. En primer lugar, porque al igual que el, yo también me he sentido en ocasiones solo, fracasa y incluso frustrado en el liderazgo.

Sin embargo, al igual que el he aprendido a contentarme y a descansar en el Señor. Sabiendo que las cosas no suceden por casualidad. Sino por su c-a-u-s-u-a-l-i-d-a-d. Y que esta causualidad del Señor es un instrumento útil en sus manos para hacernos mejores hijos, mejores lideres y mejores siervos. Ya sea en el ministerio, o en los negocios, o en la familia, etc.

Amigo y amiga, recuerda que el Señor confía en ti, así que sigue adelante. El confía que tu terminaras lo que has emprendo, el confía que tu seguirás la visión que te ha dado… El confío en ti, no lo defraudes.

Me despido con las palabras de un líder a prueba de fuego que en lo personal admiro mucho, y que están escritas en la Biblia.

El apóstol Pablo escribe guiado por el Espíritu a Filipenses las siguientes palabras:

No lo digo porque esté necesitado, pues he aprendido a estar satisfecho con lo que tengo. Sé bien lo que es vivir en la pobreza, y también lo que es tener de todo. He aprendido a vivir en toda clase de circunstancias, ya sea que tenga mucho para comer, o que pase hambre; ya sea que tenga de todo o que no tenga nada. Cristo me da fuerzas para enfrentarme a toda clase de situaciones.
Filipenses 4:11-13 (Biblia lenguaje sencillo).

Oro porque el Señor te bendiga en este día, que el te ayude a ejercer un liderazgo a prueba de fuego, y que estas palabras sean de esperanza para tu vida.